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El tomate es un delicioso fruto oriundo de América, utilizado en salsas, guisos, fritos, jugos, ensaladas, mermelada y sopas, pero aquí veremos sus propiedades y beneficios.

Es sabroso pero además posee notables aportes medicinales ya que contiene vitaminas A B1, B2, B6, C, K y E y numerosas sales minerales, como potasio, floro, fósforo, calcio, azufre, magnesio, sodio, hierro, cobre, zinc, yodo, cobalto, manganeso, cromo, níquel y flúor.

Posee , además, otro componente, el licopeno, sustancia que protege el corazón y mantiene a raya ciertos tipos de cáncer como por ejemplo el de próstata.

El intenso color del tomate se debe a su alto contenido de licopeno, un antioxidante natural que según recientes investigaciones, ayuda a prevenir los siguientes problemas de salud:

En un estudio realizado a 48.000 hombres a lo largo de cinco años se encontró que quienes ingería diez raciones semanales de alimentos con tomates cocido tuvieron tres veces menos posibilidades de adquirir la enfermedad del cáncer de próstata que aquellos que consumían pocos tomates.

Está aún en estudio, pero se cree que el licopeno podría prevenir otros cánceres, como los de colon, recto y mama.

Un estudio en más de 1300 hombres europeos indica que quienes consumen licopeno son menos propensos a ataques cardíacos.

Más beneficios del tomate:

Alivia la inflamación y el ardor en aso de picaduras de insectos, florúnculos o abscesos.

En caso de dolor de garganta, son excelentes las gárgaras con jugo de tomates mezclado en partes iguales agua caliente y bien colado.

Combate el acné, para ello aplique rodajas de tomates sobre la zona afectada.

Revitaliza la piel fatigada.

Es eficaz contra la hipoglucemia y el síndrome de fatiga crónica, pues estos trastornos comparten una característica; la pérdida gradual de las reservas de energía del organismo.

Suaviza las manos si se las frota con jugo de tomates, sal y unas gotas de aceite de oliva.

Complementa la nutrición del bebé a partir del sexto mes de vida.

Se recomienda dar el niño jugo de tomate diluido con agua en partes iguales, siempre que el pediatra lo autorice.

Protege el hígado y lo reconstituye cuando éste ha sufrido algún trastorno.

Estimula el apetito.

Combate la anemia y la constipación.