Los tratamientos de ortodoncia, hasta no hace mucho tiempo significaban relegar a segundo plano la estética del paciente durante el período que durara el tratamiento.

Y si tener los dientes desalineados ya de por si no resulta agradable, los aparatos metálicos completan la sensación de incomodidad durante todo el tratamiento.

Esta variante ha quedado en el pasado gracias a los avances de la informática en 3D con la cual se diseñan alineadores transparentes de plástico, la actual llamada ortodoncia invisible.

Con una amplia serie de ventajas, que van más allá de la mera estética dental del paciente durante el tratamiento, su carácter de «invisible» lo hace pasar desapercibido para el resto de las personas durante el período de su utilización y al final del mismo, no deja secuelas posteriores como manchas en alguna pieza dentaria o en el peor de los casos caries o gingivitis como con los brackets metálicos.

La ortodoncia convencional, ocasionaban en muchos casos roces en la boca, produciendo pequeñas heridas o molestas irritaciones, también dificultaban mucho la higiene, en cambio la ortodoncia invisible puede ser removida para comer, para beber o para el correcto cepillado de los dientes.

No es menor la estadística de que una enorme mayoría considera la ortodoncia invisible no solo como de mejor adaptación, sus resultados también son mejores y en muchos casos en un tiempo menor, gracias a que el software 3D crea un tratamiento virtual previo planificando la actual ubicación de los dientes y el movimiento hacia la posición adecuada.

La tecnología actual puede resolver casi cualquier situación de la incorrecta disposición de los dientes.

Su odontología podrá brindarle asesoramiento en cuanto a los períodos de cambios de la ortodoncia según sus necesidades pero generalmente suele ser cada 15 días, así como la cantidad de horas que deberá usarla, es importante ser estrictos en estos detalles para obtener los resultados deseados lo antes posible.

Mi experiencia con la ortodoncia invisible