Método utilizado por la psiquiatría moderna para tipificar y clasificar las enfermedades mentales en aras de un mejor diagnóstico y tratamiento de las mismas.

Todas las enfermedades mentales presentan una serie de síntomas externos. A partir del reconocimiento de dichos síntomas, el psiquiatra debe ser capaz de realizar un diagnóstico de la enfermedad mental concreta a la que remiten y, a continuación, proponer un tratamiento efectivo.

En muchos casos, el tratamiento va dirigido al control de los síntomas, pues no se conoce la curación completa de muchos trastornos mentales.

El objetivo de la clasificación de los distintos trastornos mentales es evitar que los psiquiatras especulen sobre las causas de un trastorno psicológico concreto y que se centren, por el contrario, en determinar un conjunto de criterios diagnósticos que describan con seguridad un trastorno determinado.

En la actualidad, los psiquiatras utilizan un sistema de clasificación expuesto en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM). El primer manual fue elaborado en 1952 por la Asociación de Psiquiatría Americana. A medida que los conocimientos de los trastornos mentales se han ido haciendo más complejos, los criterios de clasificación han evolucionado, por lo que desde el primer DSM se han publicado cuatro revisiones del manual. El DSM-I tenía 108 categorías diagnósticas, el DSM-IV-TR tiene alrededor de 300.

La versión europea de este manual es la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y otros Problemas de Salud (CIE), actualmente en su versión CIE-10. Se trata de un sistema de clasificación que publica la Organización Mundial de la Salud (OMS) que recoge todas las enfermedades conocidas, y en una de cuyas secciones (la F) se recogen las enfermedades mentales.

La clasificación que propone el manual CIE-10 funciona con definiciones de los trastornos y tiene un carácter claramente descriptivo con una finalidad principalmente epidemiológica. Por esta razón, se trata de una clasificación menos precisa y que permite más subjetividad en la apreciación clínica. El DSM-IV-TR, en cambio, funciona por criterios y es una clasificación mucho más completa y precisa.